lunes, 15 de junio de 2009

Un artista con todas las letras


He descubierto a uno de los musicos a quien el titulo de artista le queda a la perfección... Bien saben que todo lo descubro escuchando, captando sonidos por la ciudad... Este salía de un puesto de diarios perdido por Villa Pueyrredon, un barrio tan tranquilo que la musica se deslizaba sin problema alguno, y yo abria la boca para que cada nota entrara en ella casi mansamente... La letra que a continuacion les presento es la de aquel tema que el tipo del puesto escuchaba, seguramente de alguna radio FM barrial...


ah, ah ah ah... ahahah ah ahah
Todo camino puede andar
Todo puede andar...
Con esta sangre alrededor
no sé que puedo yo mirar
la sangre ríe idiota
como esta canción
¿ante qué?

Ensucien sus manos como siempre
Relojes se pudren en sus mentes ya
y en el mar naufragó
una balsa que nunca zarpó
mar aquí, mar allá

En un momento vas a ver
que ya es la hora de volver
pero trayendo a casa todo aquél fulgor
¿y para quién?

Las almas repudian todo encierro
las cruces dejaron de llover
sube al taxi, nena
los hombres te miran
te quieren tomar
ojo el ramo, nena
las flores se caen, tenes que parar
Ví las sonrisas muriendo en el carrousell
Vi tantos monos, nidos, platos de café
platos de café, ah

Guarda el hilo, nena
guarden bien tus manos
esta libertad
ya no poses, nena
todo eso es en vano
como no dormir

Aunque me fuercen yo nunca voy a decir
que todo tiempo por pasado fue mejor
mañana es mejor

Ah... ah ah ah ah ah ah ah ah... ah ah ah ah, ah ah ah ah

Aquellas sombras del camino azul
¿dónde están?
yo las comparo con cipreses que ví
sólo en sueños
y las muñecas tan sangrantes
están de llorar
y te amo tanto que no puedo
despertarme sin amar
y te amo tanto que no puedo
despertarme sin amar
¡No! nunca la abandones
¡No! puentes amarillos
Mira el pájaro, se muere en su jaula

Ah... ah ah ah ah ah ah ah ah... ah ah ah ah, ah ah ah ah

¡No! nunca la abandones
Puentes amarillos, se muere en su jaula
Mira el pájaro, puentes amarillos
Hoy te amo ya
y ya es mañana
Mañana
Mañana
Mañana

Artaud fue presentado en el Teatro Astral en una serie de recitales por la mañana, tocando Spinetta sólo con su guitarra acústica y, en algunos momentos, acompañándose con una guitarra eléctrica. En los momentos previos al concierto, mientras la gente entraba a la sala, se proyectaron fragmentos de El gabinete del doctor Caligari (de Robert Wiene) y Perro andaluz (Luis Buñuel y Salvador Dalí), dos clásicos del cine mudo, con música de fondo de Pink Floyd en su reciente álbum Dark side of the moon
.
A cada espectador de la sala se le entregaba una copia de un manifiesto escrito por Spinetta: “Rock: música dura, la suicidada por la sociedad”, del cual Spinetta dice: “no sólo estuvo motivado por mis lecturas sino por el hecho de que existía un rechazo generalizado hacia el rock de parte de quienes sostenían que no era música argentina y que nosotros no formábamos parte de la sociedad y la cultural local. Creo que hoy esa marginación ya no es igual, por eso considero que la parte filosófica del manifiesto es más vigente que aquellas partes donde hay apreciaciones en el campo de lo profesional”.

Acerca de las lecturas de Artaud que pudieron inspirar el disco, Spinetta dice: “Los dos libros más importantes, que tienen que ver con el disco, son Heliogábalo, el anarquista coronado y Van Gogh, el suicidado por la sociedad. En realidad Heliogábalo me había impactado mucho más pero no lo podía transcribir a la temática del disco. Luego, el Van Gogh de Artaud me llevó a leer las cartas de Vincent Van Gogh a su hermano Theo, de donde están sacadas varias imágenes de la “Cantata de puentes amarillos”. Pero antes que nada te quiero aclarar que yo le dediqué ese disco a Artaud pero en ningún momento tomé sus obras como punto de partida. El disco fue una respuesta –insignificante tal vez– al sufrimiento que te acarrea leer sus obras.

La idea del álbum era exponer la posibilidad de un antídoto contra lo que opinó Artaud. Quien lo haya leído no puede evadirse de una cuota de desesperación. Para él la respuesta del hombre es la locura; para Lennon es el amor. Yo creo más en el encuentro de la perfección y la felicidad a través de la supresión del dolor que mediante la locura y el sufrimiento. Creo que sólo si nos preocupamos por sanear el alma vamos a evitar distorsiones sociales y comportamientos fascistas, doctrinas injustas y totalitarismos, políticas absurdas y guerras deplorables. La única forma de hacer subir el peso es con amor.


Algo que me esta gustando mucho

Esto lo leí una vez cuando recorria librerias por San Telmo... Lo leí completo al libro de Arlt, "Los siete locos", pero me gustó tanto esta parte que quise retenerla para mi, para quien quiera o este interesado...

A las diez de la mañana Erdosain llegó a Perú y Avenida de Mayo.
Sabía que su problema no tenía otra solución que la cárcel, porque
Barsut seguramente no le facilitaría el dinero. De pronto se
sorprendió.
En la mesa de un café estaba el farmacéutico Ergueta.
Con el sombrero hundido hasta las orejas y las manos tocándose
por los pulgares sobre el grueso vientre, cabeceaba con una
expresión agria, abotagada, en su cara amarilla.
Lo vidrioso de sus ojos saltones, su gruesa nariz ganchuda, las
mejillas fláccidas y el labio inferior casi colgando, le daban la
apariencia de un cretino.
Enfundaba su macizo cuerpazo en un traje de color de canela y, a
momentos, inclinado el rostro, apoyaba los dientes en el puño de
marfil de su bastón.
Por ese desgano y la expresión canalla de su aburrimiento tenía
el aspecto de un tratante de blancas. Inesperadamente sus ojos se
encontraron con los de Erdosain, que iba a su encuentro, y el
semblante del farmacéutico se iluminó con una sonrisa pueril. Aún
sonreía cuando le estrechaba la mano a Erdosain, que pensó:
­ ¡Cuántas lo han querido por esa sonrisa!
Involuntariamente, la primera pregunta de Erdosain fue:
­ Y, ¿te casaste con Hipólita?
­ Sí, pero no te imaginás el bochinche que se armó en casa...
­ ¿Qué..., supieron que era de la vida?
­ No... eso lo dijo ella después. ¿Vos sabés que Hipólita antes
de hacer la calle trabajó de sirvienta?...
­ ¿Y?
­ Poco después que no casamos, fuimos mamá, yo, Hipólita y mi
hermanita a lo de una familia. ¿Te das cuenta qué memoria la de esa
gente? Después de diez años reconocieron a Hipólita que fue
sirvienta de ellos. ¡Algo que no tiene nombre! Yo y ella nos vinimos
por un camino y mamá y Juana por otro. Toda la historia que yo
inventé para justificar mi casamiento se vino abajo.
­ ¿Y por qué confesó que fue prostituta?
­ Un momento de rabia. Pero, ¿no tenía razón? ¿No se había
regenerado? ¿No me aguantaba a mí, a mí, que les he sacado canas
verdes a ellos?
­ ¿Y cómo te va?
­ Muy bien... La farmacia da sesenta pesos diarios. En Pico no
hay otro que conozca la Biblia como yo. Lo desafié al cura a una
controversia y no quiso agarrar viaje.
Erdosain miró repentinamente esperanzado a su extraño amigo.
Luego le preguntó:
­ ¿Jugás siempre?
­ Sí, y Jesús, por mi mucha inocencia, me ha revelado el secreto
de la ruleta.
­ ¿Qué es eso?
­ Vos no sabés... el gran secreto... una ley de sincronismo
estático... ya fui dos veces a Montevideo y gané mucho dinero, pero
esta noche salimos con Hipólita para hacer saltar la banca.
Y de pronto lanzó la embrollada explicación:
­ Mirá, le jugás hipotéticamente una cantidad a las tres
primeras bolas, una a cada docena. Si no salen tres docenas
distintas se produce ferozmente el desequilibrio. Marcás, entonces,
con un punto la docena salida. Para las tres bolas que siguen
quedará igual la docena que marcaste. Claro está que el cero no se
cuenta y que jugás a las docenas en series de tres bolas. Aumentás
entonces una unidad en la docena que no tiene alguna cruz,
disminuís, en una, quiero decir, en dos unidades la docena que tiene
tres cruces, y esta sola base te permite deducir la unidad menor que
las mayores y se juega la diferencia a la docena o las docenas que
resulten.
Erdosain no había entendido. Contenía su deseo de reír a medida
que su esperanza crecía, pues era indudable que Ergueta estaba loco.
Por eso replicó:
­ Jesús sabe revelar esos secretos a los que tienen el alma
llena de santidad.
­ Y también a los idiotas ­arguyó Ergueta, clavando en él una
mirada burlona, a medida que guiñaba el párpado izquierdo­. Desde
que yo me ocupo de esas cosas misteriosas he hecho macanas grandes
como casas, por ejemplo, casarme con esa atorranta...
­ ¿Y sos feliz con ella?
­ ... creer en la bondad de la gente, cuando todo el mundo lo
que tira es a hundirlo a uno y hacerle fama de loco...
Erdosain, impaciente, frunció el ceño; luego:
­ ¿Cómo no querés que te tengan por loco? Vos fuiste, según tus
propias palabras, un gran pecador. Y de pronto te convertís, te
casás con una prostituta porque eso está escrito en la Biblia, le
hablás a la gente del cuarto sello y del caballo amarillo...
claro... la gente tiene que creer que estás loco, porque esas cosas
no las conoce ni por las tapas. ¿A mí no me tienen también por loco
porque he dicho que habría que instalar una tintorería para perros y
metalizar los puños de las camisas?... Pero yo no creo que estés
loco. No, no lo creo. Lo que hay en vos es un exceso de vida, de
caridad y de amor al prójimo. Ahora, eso de que Jesús te haya
revelado el secreto de la ruleta me parece medio absurdo...
­ Cinco mil pesos gané en las dos veces...
­ Pongamos que sea cierto. Pero lo que te salva a vos no es el
secreto de la ruleta, si no el hecho de tener una hermosa alma. Sos
capaz de hacer el bien, de emocionarte ante un hombre que está a las
puertas de la cárcel...
­ Eso sí que es verdad ­interrumpió Ergueta­. Fijate que hay
otro farmacéutico en el pueblo que es un tacaño viejo. El hijo le
robó cinco mil pesos... y después vino a pedirme un consejo. ¿Sabés
lo que le aconsejé yo? Que lo amenazara al padre con hacerlo meter
preso por vender cocaína si lo denunciaba.
­ ¿Ves cómo te comprendo yo? Vos querías salvar el alma del
viejo haciéndole cometer un pecado al hijo, pecado del que éste se
arrepentirá toda la vida. ¿No es así?
­ Sí, en la biblia está escrito: "Y el padre se levantará contra
el hijo y el hijo contra el padre"...
­ ¿Ves? Yo te entiendo a vos. No sé para lo que estás
predestinado... El destino de los hombres es siempre incierto. Pero
creo que tenés por delante un camino magnífico. ¿Sabés? Un camino
raro...
­ Seré el Rey del Mundo. ¿Te das cuenta? Ganaré en todas las
ruletas el dinero que quiera. Iré a Palestina, a Jerusalén y
reedificaré el gran templo de Salomón...
­ Y salvarás de angustia a mucha gente buena. ¡Cuántos hay que
por necesidad defraudaron a sus patrones, robaron dinero que les
estaba confiado! ¿Sabés? La angustia... Un tipo angustiado no sabe
lo que hace... Hoy roba un peso, mañana cinco, pasado veinte y
cuando se acuerda debe cientos de pesos. Y el hombre piensa. Es
poco... y de pronto se encuentra con que han desaparecido
quinientos, no, seiscientos pesos con siete centavos. ¿Te das
cuenta? Ésa es la gente que hay que salvar..., a los angustiados, a
los fraudulentos.
El farmacéutico meditó un instante. Una expresión grave se
disolvió en la superficie de su semblante abotagado; luego,
calmosamente, agregó:
­ Tenés razón... el mundo está lleno de turros, de infelices...
pero ¿cómo remediarlo? Esto es lo que a mí me preocupa. ¿De qué
forma presentarle nuevamente las verdades sagradas a esa gente que
no tiene fe?
­ Pero si la gente lo que necesita es plata... no sagradas
verdades.
­ No, es que eso pasa por el olvido de las Escrituras. Un hombre
que lleva en sí las sagradas verdades no lo roba a su patrón, no
defrauda a la compañía en que trabaja, no se coloca en situación de
ir a la cárcel del hoy al mañana.
Luego se rascó pensativamente la nariz y continuó:
­ Además, ¿quién no te dice que eso no sea para bien? ¿Quiénes
van a hacer la revolución social, si no los estafadores, los
desdichados, los asesinos, los fraudulentos, toda la canalla que
sufre abajo sin esperanza alguna? ¿O te creés que la revolución la
van a hacer los cagatintas y los tenderos?
­ De acuerdo, de acuerdo... pero, en tanto llega la revolución
social, ¿qué hace ese desdichado? ¿Qué hago yo?
Y Erdosain, tomándolo del brazo a Ergueta, exclamó:
­ Porque yo estoy a un paso de la cárcel, ¿sabés? He robado
seiscientos pesos con siete centavos.
El farmacéutico guiñó lentamente el párpado izquierdo y luego
dijo:
­ No te aflijás. Los tiempos de tribulación de que hablan las
Escrituras han llegado. ¿No me he casado ya con la Coja, con la
Ramera? ¿No se ha levantado el hijo contra el padre y el padre
contra el hijo? La revolución está más cerca de lo que la desean los
hombres. ¿No sos vos el fraudulento y el lobo que diezma el
rebaño...?
­ Pero, decime, ¿vos no podés prestarme esos seiscientos pesos?
El otro movió lentamente la cabeza:
­ ¿Te pensás que porque leo la Biblia soy un otario?
Erdosain lo miró desesperado:
­ Te juro que los debo.
De pronto ocurrió algo inesperado.
El farmacéutico se levantó, extendió el brazo y haciendo
chasquear la yema de los dedos, exclamó ante el mozo del café que
miraba asombrado la escena:
­ Rajá, turrito, rajá.
Erdosain, rojo de vergüenza, se alejó. Cuando en la esquina
volvió la cabeza, vió que Ergueta movía los brazos hablando con el
camarero.

De "Los siete locos". 1929. ©

Recogiendo sonidos.. imágenes...

A veces, cuando camino por ciertas calles vienen a mi sonidos que se me avalanzan y me toman del brazo, se cuelgan de mis tobillos y me detienen para mostrarme toda su frescura o su belleza...
Me pasó una vez cuando el sonido de un saxo se abria paso entre mis venas, buena forma de entrar en mi... El sonido del saxo iba jugando con el piano y me hacia tan bien escuchar eso que tuve que apurar el paso y dirigirme a esa disqueria de donde provenia el sonido... Caminaba tan rapido y sin mirar al suelo que si algo se interponia podria caer al suelo de un modo tan clownesco que yo mismo me reiria. Por suerte soy un alma solitaria y nadie advertiria tal torpeza en la ciudad... A medida que llegaba, las notas jugaban, revoloteaban y tomaban altura por encima de cualquier otro sonido.. Era tan fresco que no podia evitar la emocion que sentia, el corazon latia tan fuerte que podia combinar con la musica que escuchaba, sino fuera tan desafinado hasta para eso... Quien era ese musico? A quien pertenecia tal belleza? No lo sé... Pero entre las cosas que escuché en mi vida, esta... era mi cosa favorita, sin lugar a dudas!!